No necesitamos manifestar milagros.

Simplemente debemos notarlos a medida que aparecen.

Miles de millones de milagros están sucediendo en cada momento; cuando comenzamos a prestar una atención a absolutamente todo, pronto vemos que nuestra vida está llena de milagros.

Nuestra mente puede pensar que quiere o necesita un milagro específico para hacernos felices, pero esto no es así.

Cuando nos abrimos al milagro de cada momento, realmente abierto a él, estamos llenos de un sentido de gracia y maravilla.

Recuerde: no tiene que darse cuenta ahora solo en el momento presente.

Ahora también incluye el pasado, como recuerdos y recuerdos, y el futuro, como lo que estamos soñando, manifestando y creando.

Entonces, si no está seguro de lo que intenta crear como un milagro, puede retroceder al pasado o avanzar al futuro, y ver qué le informa allí.

Muchas veces, los milagros se han estado construyendo en nuestras vidas por un largo tiempo: cuando nos detenemos, y miramos hacia atrás en donde hemos estado y no estamos, el patrón se vuelve claro.