MI MAESTRO… ¿UNA TORTUGA?

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Tanto en diversas playas tanto del Pacífico como del Caribe Nicaragüense sobre las 19/20 horas, en el momento que el sol decide retirarse y siempre a mediados de invierno, se puede ver un espectáculo increíble: miles de tortugas salen del océano Pacífico en busca de tierra firme.

Como no podía ser de otra manera, lentamente y con mucho esfuerzo luchan contra las olas y llegan a la orilla con un único fin traído desde quien sabe que código genético, herencia, instinto o karma: enterrar sus huevos en la arena.

Con ese único fin… el de preservar su especie, cada uno de estos “bichitos” recorren miles de kilómetros para volver al sitio en el que nació y – dicen los lugareños – tardan aproximadamente 30 años, tiempo en que demoran en alcanzar su madurez sexual.

¿Vienen corriendo como locas?

Nunca vi una tortuga en ese estado, pero por lo que pude averiguar, no.

Vienen con su habitual lentitud de tortuga hecha y derecha, haciendo honor a su imagen de movimientos lentos, pero seguros.

Si nos comparamos con estos simpáticos bichitos (¡Salud!!! Maria Elena Walsh que estarás cantando “Manuelita” en el cielo) podremos descubrir que tenemos más que una diferencia física: el manejo del tiempo.

En nuestra cultura ser lento es sinónimo de torpe, “tonto” o inútil.

Se impone la rapidez y la impaciencia y todo tiene que estar disponible “al momento”.

Por ejemplo: hoy una espera de quince segundos ante el ascensor se hace insoportable. Mas de una vez me han cerrado la puerta “en las narices” sin tener la “amabilidad” y paciencia de esperar un segundo para compartirlo. Estoy seguro que a Ud. le ha pasado lo mismo.

Casi sin querer, la energía de este siglo XXI nos ha llevado a querer las cosas “para mañana” y pagar un precio: NO DISFRUTAR LA VIDA, NO DISFRUTAR EL VIAJE, por querer llegar más rápido a la meta.

Sin duda este maldito y a su vez sanador virus trae un mensaje…

Nos obligó a guardar quietud, tener muchísimo tiempo para reflexionar, darnos cuenta que cosas son las importantes y cuáles no.

Nos obligó a ATORTUGARNOS.

ATORTÚGUESE, acepte a este extraño animalito como su maestro.

Walter Accuosto

5 comentarios sobre “MI MAESTRO… ¿UNA TORTUGA?

  1. Buen día, Walter. Le escribo estas líneas para avisarle que estoy en falta con Ud. por no leer sus correos ni contestarlos. Estoy siendo uno de los afortunados que sigue en carrera y todavía no me enviaron al seguro de paro. Por tanto,además de mi trabajo, estoy haciendo tareas que no eran las mías, sino de los compañeros que tuvieron menos suerte que yo. En cuanto pueda, me pondré al día con sus correos. Fuerte abrazo, Walter, ojalá que todo vuelva a la normalidad a la brevedad posible. Cuídese!

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  2. Me encantó esa palabra:» atortugarse» !!
    Gracias por todo, muy bueno lo de ayer para manejar la ansiedad.
    Abrazo!
    Silvana

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