Si llegas a sentir hambre, aprende a valorar el pan que comes cada día…
Si superas una enfermedad, vive más intensamente la vida; si pierdes un amor, por un error; esfuérzate por dar de ahora en adelante, de ti lo mejor…
Así es el dolor, te hace fuerte, y transforma el corazón…
Es necesario asumirlo desde la convicción , porque así, aunque sea demasiado fuerte ese dolor, no te detiene, te enseña a ver el mundo con otros ojos, y te ayuda a vivir mucho mejor…
Si careces de algo, valoras más lo que tienes…
Si sufres por alguien, llegas a amarlo más…
Si escoges el camino difícil, te haces más fuerte, Si experimentas de cerca la muerte, aprendes a amar más la vida…
Si caes, adquieres destreza en levantarte…
El dolor no deforma, sino que transforma…
Hay quienes se quejan del dolor y el sufrimiento; y otros que se van al extremo, les gusta ser masoquistas y quedarse en ello…
El dolor no es un castigo, tampoco un estilo de vida; no se trata de renunciar a vivir, ni de estancarse en él, para decir que se ha «sufrido demasiado» cómo si ello fuera un trofeo ¡no! …
El dolor es un verbo más que se conjuga en el ser humano, pero que debe ser asumido en paz, enfrentarlo como un reto ó como ese peldaño, que al superarlo, te hace fuerte, te enseña a valorar lo que tienes, te asemeja a aquel que por amor, su vida entregó e hizo del dolor, Redención…
El dolor no deforma, transforma… es una gran verdad… y eso lo sustentan, quienes al sufrir, sienten que han crecido y se han fortalecido aún más… aquello que alguna vez te hace sufrir, al superarlo, te hará feliz de verdad; te enseñará a ver la vida con nuevos ojos, y podrás experimentar en tu corazón una gran paz, que se hará presente en cualquier momento que vivas, ya sea al reír o al llorar.
Desconozco el Autor.